Kristel Köbrich es de lo más humilde. En la natación
chilena todos saben que ella puede marcar una era, pero ella prefiere
callar y reírse ante tanta felicitación. Es que hay bases para creer en
que puede hacer historia, luego del notable tercer lugar que obtuvo en
los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, algo que ningún nadador
nacional ha logrado.
La victoria que consiguió el viernes en Córdoba le
permitió consolidar su fe, pues es la nueva dueña del registro
sudamericano de 800 metros libres en piscina corta. Su trabajo en
Argentina, claramente, le ha servido para seguir mejorando su nivel, el
que complementó en Europa con sus compañeros Maximiliano Schne-ttler y
Gian Carlo Zolezzi. A 46 días de los Juegos Olímpicos, la "alemana"
demuestra que lo suyo va muy en serio...
Pese al intenso trabajo, ya se puso a batir marcas...
Sí, pese a que han sido fuertes las cargas de
entrenamiento. De todas formas, estaba previsto que tenía que bajar mi
tiempo, aunque no lo tenía planificado. Bien por mí que haya llegado
ahora.
Sus progresos en los 800 metros han sido notables.
¿Hizo alguna modificación a su trabajo?
Lo que pasa es que he podido mantener la velocidad.
Tengo una salida más rápida y no bajo tanto el esfuerzo. Por ahí pasa
esta mejoría.
Usted ha dicho que no se "cree" todas las alabanzas.
¿Ha cambiado en algo esa opinión?
Me di cuenta de que me la tengo que tomar más en serio.
La verdad es que voy a empezar a creerme más el cuento, por lo que me
dicen y por lo que he logrado.
En ese sentido, ¿cuál es su objetivo más soñado para
Atenas 2004?
Bueno, mi idea es bajar el récord sudamericano (piscina
larga) en Grecia. Esa es mi principal meta y creo que podré lograrlo,
por todo el esfuerzo que estoy haciendo para llegar en mi mejor forma.
¿Pero la posición con que quede finalmente en los
Juegos no le importa?
No, para nada, aunque me gustaría quedar entre las 20
mejores de mi prueba. Eso sería muy bueno.
¿Son los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 su gran
meta?
Jamás me proyecto tanto, porque en ese proceso pueden
pasar muchas cosas. Debiera ser así, pero no me voy a apurar.
Köbrich deja rápido el teléfono. Afuera de su casa en
Córdoba la esperan para ir a la competencia. Ella no para y sabe que no
puede hacerlo, porque quiere lograr todo lo que tiene en su mente.
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